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Arrola (Laudio-tik) | 7.68 Km. | 621 m. | LAUDIO/LLODIO | ||
Arrola (Orozko-tik / GR-123) | 3.1 Km. | 495 m. | OROZKO |
QUE VER/HACER:
Arrola es un monte con muchas cosas que hacer, y sobre todo con muchas cosas que contar.
- Se puede visitar la ermita de Santa Marina (si coincide con la fiesta del 18 de julio).
- El 18 de julio (coincidiendo con Santa Marina), se celebra una tradicional fiesta con misa, música y comida popular.
- Tiene un refugio de montaña donde se puede dormir. No dispone de camas, solo es una habitación con mesas, bancos y una chimenea, pero suele estar abierto siempre.
- Hay infinidad de merenderos y barbacoas donde poder almorzar.
- Se pueden disfrutar unas vistas impresionantes: Orozko queda a nuestros pies, y delante tenemos Untzueta, Gorbea e incluso Anboto.
- Cerca esta el monte Jesuri/Larragorri, donde se encuentran los restos de un castillo o fuerte de la guerras carlistas (quedan solo piedras desperdigadas).
LEYENDAS/TRADICIONES:
Los gentiles juegan a los bolos en Untzeta y Santa Marina
En el barranco de Urdiola (Arrankudiaga) situado entre el monte de este nombre y el del «Castillo de Arakaldo» (donde se ven ruinas de un antiguo castillo que el vulgo dice perteneció a los moros), existen dos o tres piedras redondas, a modo de bolas muy grandes. Cuentan los habitantes de Arrankudiaga que antiguamente jugaban a los bolos los gentiles desde uno al otro monte; pero habiendo chocado las bolas, cayeron al barranco, donde se han conservado hasta ahora. Cuentan en Orozko que los gentiles jugaban a la pelota con piedras redondas de cuatro o cinco arrobas, colocándose unos en el monte Untzeta y otros en el de Santa Marina.
(BARANDIARAN, José Miguel de. El mundo en la mente popular vasca . Zarauz 1960. Colección Auñamendi, nº 12, pp. 112-113)
El cura de Santa Marina (extraido del libro Paseos por Orozko de Pedromari Ojanguren)
El cura de Santa Marina también tenía una criada, pero un día ella no estuvo en casa y el cura tuvo que poner la leche a cocer en el fuego. La leche empezó a subir y el cura, como no sabía lo que había que hacer, fue al caserío de abajo, a Izartza, a buscar un recipiente; para cuando volvió, no quedaba ya leche en el puchero. Por eso se dice: “Santa Marina, con poco se hace mucho” (Andre Santa Marina, gitxiagaz asko egiña).
En la casa del ermitaño de Santa Marina, hace mucho tiempo, vivía un fraile, castigado allí por el obispo porque había tenido algún asunto con una mujer en Oquendo. Cuando llegaba la tormenta, comúnmente desde Orduña, el fraile recorría toda la vuelta de la ermita de rodillas y la tormenta no descargaba el granizo.
Bibliografía:
Paseos por Orozko de Pedromari Ojanguren (1999)